Un desorden en la permeabilidad intestinal podría ser la causa de muchísimas enfermedades autoinmunes: artritis reumatoide, plaquetopenia autoinmune, problemas de piel, cansancio persistente, alergias, etc…. o al revés. Es decir, que podría ser que algunas enfermedades como las anteriores, sean la causa de que se manifiesten problemas de permeabilidad intestinal. Pero también hay que tener en cuenta que hay estudios reveladores de ciertas conclusiones, sobre la idea de que no tienen nada que ver unas cosas con otras. Entre todo este desconcierto, además, nos encontramos con un término que se ha venido construyendo últimamente: el síndrome del intestino permeable.
En el año 2013, unos investigadores llegaron a la conclusión de que el síndrome del intestino permeable, como tal, no tenía una existencia demostrada. Pero te animo a que sigas leyendo, no sea que te quedes con una idea simplificada y, quizá, errónea.
La información que se muestra en este artículo solo pretende divulgar información. Bajo ningún concepto constituye recomendación alguna sobre estilo de vida, dieta o consumo de ningún tipo de sustancia. Siempre debe ser un médico, nutricionista acreditado o un profesional colegiado de la salud el que le indique pautas a seguir, o le diagnostique cualquier dolencia.
La permeabilidad intestinal. Los hechos
La barrera que ofrece el intestino sirve para proteger a un individuo de microbios patógenos, antígenos de alimentos, toxinas, etc. que se encuentran de manera natural en el tracto grastrointestinal. El hecho de que exista una barrera bioquímica de impermeabilidad se debe principalmente a que las células epiteliales del intestino tienen unas estructuras citológicas (por ejemplo las claudinas y las ocludinas) que impiden el flujo de sustancias entre ambos lados de la pared intestinal. Estas estructuras citológicas se llaman «uniones estrechas» («tight junctions», TJ), uniones herméticas, uniones íntimas, uniones ocluyentes o zonula occludens.
La zonulina es una molécula que modula la apertura de las uniones intercelulares y el paso de macromoléculas. Se usa ampliamente como marcador del aumento de permeabilidad intestinal.
Se dice que el intestino es permeable cuando hay una disfunción en la barrera descrita antes. Esa disfunción puede ser debida a una desrregulación de las uniones estrechas o por un daño epitelial de la pared intestinal. Si algo de eso ocurre, se puede desencadenar algún tipo de inflamación en el organismo debido a la traslocación hacia el torrente sanguíneo de los componentes tóxicos que estarían presentes dentro del tracto digestivo. Algunos de los desórdenes gastrointestinales descritos con mucha frecuencia en la literatura científica son el «síndrome del intestino irritable», la «enfermedad inflamatoria intestinal (o dispepsia funcional)» y la «enfermedad celíaca».
No es que el intestino sea completamente estanco e impermeable. En condiciones normales, su funcionamiento debe permitir que nos nutramos y mantener un equilibrio que permita dejar pasar correctamente las sustancias que necesita nuestro organismo y bloquear las que son tóxicas.
Los estudios en animales y humanos revisados en concluyeron que un intestino permeable tenía poca o nula incidencia en el desencadenamiento de otro tipo de enfermedades en un individuo y que, al contrario, tratando las enfermedades de base se mejoraba la permeabilidad intestinal. Por ejemplo, con agentes anti-TNF (factor de necrosis tumoral), se demostraba una restauración de las funciones en la barrera intestinal en pacientes con Enfermedad de Crohn.
El síndrome de permeabilidad intestinal. La incógnita
Se viene estudiando ampliamente que existe una correlación clara entre un deterioro en la permeabilidad intestinal y la presencia simultánea de una serie de dolencias y enfermedades digestivas como: el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal, artritis reumatoide , alergias alimentarias, enfermedades autoinmunes, enfermedades cutáneas, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, demencia, esquizofrenia, parkinson, depresión, insomnio, autismo, etc.
Lo que no está todavía del todo claro si estas dolencias son el origen, o si son consecuencias de los problemas de permeabilidad intestinal .
Los profesionales que sostienen la teoría de que la disfunción en la permeabilidad intestinal sea el origen de esas otras enfermedades, han acuñado el término de síndrome de permeabilidad intestinal, síndrome del intestino permeable o permeabilidad intestinal aumentada.
Está claro que, de momento, el síndrome como tal no está descrito oficialmente desde el punto de vista médico ni hay criterios clínicos definidos por las sociedades médicas. Esto no significa que no exista. Tampoco significa que sí sea cierto.
Sin ánimos de entrar en polémicas, sino más bien de fomentar un debate constructivo, quiero enunciar la siguiente idea: existe una correlación entre enfermedades muy distnitas con la presencia de un denominador común, objetivo y medible, que es la disfunción en la permeabilidad intestinal. No se ha investigado en profundidad todavía qué tipo de correlación existe y, por tanto, no hay conclusiones claras al respecto. Esto no debería implicar que no se tome en serio esta correlación. Pero tampoco debería implicar que se siga ciegamente cualquier hipótesis que vaya en la línea de que realmente el síndrome de permeabilidad intestinal exista como tal.
Está claro que es fundamental averiguar cuanto antes las causas que originan el desequilibrio en la permeabilidad intestinal para restablecerlo.
Algunas causas de los problemas de permeabilidad intestinal
Hay una variedad amplia de factores que pueden provocar un aumento de permeabilidad intestinal. Para colmo, estas causas pueden actuar en solitario o combinadas entre sí. Solo hablar de las causas daría para varios libros, pero podemos hacer el siguiente resumen.
- Caudas endógenas o no patológicas de aumento de permeabilidad: como se describió antes, el intestino tiene cierto grado de permeabilidad normal, lo que nos permite nutrirnos. Pero esta permeabilidad puede aumentar en ocasiones por distintos motivos:
- Órdenes del sistema inmunitario: se pueden llegar a modificar las uniones estrechas en algunos procesos inflamatorios. En la literatura científica se han descrito los efectos sobre el aumento de permeabilidad de citoquinas proinflamatorias (IL-13, TNF), IgA secretora, la presencia de radicales libres, linfocitos T, etc.
- Estrés: los neuropéptidos y neurotransmisores también han sido evidenciadas como sustancias desencadenantes de aumento de permeabilidad intestinal afectando a las uniones estrechas. Esto incluye situaciones permanentes y sostenidas de estrés, así como la práctica de deporte excesivo con alta intensidad y continuado en el tiempo. Es interesante saber que más de un 50% de la serotonina del organismo se encuentra en el intestino.
- Consumo de lectinas, azúcar, sal, péptidos de alimentos y otras sustancias presentes en el tracto digestivo como el alcohol. Las lectinas están presentes en casi todos los alimentos y hay que tener muy presente la forma en la que se cocinan, se consumen y se combinan. Resumiendo mucho, muchísimo, una buena recomendación es evitar el consumo de gluten, avena y maiz. Hay alimentos vegetales que se consideran seguros desde el punto de vista indicado. Por ejemplo, y siempre que no se tenga una alergia alimentaria a cualquiera ellos, obviamente:
- Espárragos
- Ajo
- Apio
- Champiñones
- Cebollas
- Tubérculos cocidos (tubérculos) como patatas o batatas
- Vegetales de hojas verdes
- Verduras crucíferas como brócoli, coliflor y coles de Bruselas
- Aguacates
- Aceitunas y aceite de oliva virgen extra auténtico
- Etc.
- Desequilibrio de la microbiota intestinal: este aspecto merece muchos artículos dedicados, porque la microbiota intestinal es esencial en la regulación y protección, no solo del intestino, sino del resto del cuerpo. Cuando no hay un correcto equilibrio en la microbiota , se puede producir un sobrecrecimiento de bacterias, parásitos o levaduras que pueden dar lugar a mayor concentración de tóxicos. En este punto, hay que tener precaución con la toma de antibióticos y de protectores de estómago, porque afectan negativamente en este equilibrio.
- Sustancias químicas: especialmente cierto tipo de medicamentos, como los antinflamatorios no esteroideos (tipo ácido acetil salicílico, diclofenaco, ibuprofeno, etc.) alteran el epitelio enterocitario y la producción de moco intestinal.
- Causas patológicas de aumento de permeabilidad. Si los canales que regulan la permeabilidad intestinal se alteran o incluso llegan a separarse las uniones entre las células, se tiene un aumento de la permeabilidad intestinal. También puede ocurrir por destrucción de células intestinales. Cuando ocurre esto, se ha comprobado que suelen darse reacciones inflamatorias intensas por una activación del sistema inmune muy exagerada, ya que el sistema inmunitario del individuo entra en contacto con los componentes del interior del intestino. Algunas patologías conocidas que causan el aumento de permeabilidad de esta manera son:
- Infecciones: algunas infecciones provocadas por bacterias, virus o parásitos.
- Exposición a tóxicos: ciertas sustancias muy tóxicas, al entrar en el intestino, pueden provocar un daño del mismo.
- Reacción del propio sistema inmune hacia la lámina propia: la lámina propia es una capa de tejido conectivo bajo las células epiteliales que contiene vasos sanguíneos, tejido linfático y terminaciones nerviosas.
Las enfermedades que suelen acompañar a la disfunción en la permeabilidad intestinal
Como se ha explicado antes, independientemente de que haya o no conclusiones suficientes de si son causas o efectos, sí que está evidenciada la existencia contemporánea de ciertos trastornos o enfermedades junto a problemas de permeabilidad intestinal. Esta lista de enfermedades puede resultar en una guía razonable para sospechar un problema de permeabilidad intestinal:
- Síndrome del intestino irritable, o dispepsia funcional: para valorarlo, se pueden consultar los criterios diagnósticos de Manning y de Roma III.
- Alergias e intolerancias alimentarias, especialmente cuando ocurren para múltiples alimentos.
- Enfermedades autoinmunes activas (artritis reumatoide, lupus eritematoso, tiroiditis autoinmune, vitíligo, psoriasis, enfermedad celíaca, quizá trombocitopenia, etc.)
- Síndrome de fatiga crónica, hipersensibilidad química múltiple o fibromialgia.
- Cansancio crónico sin causa aparente.
- Infecciones de repetición.
- Trastornos recurrentes inflamatorios de la piel como eczemas, urticaria crónica, etc.
- Consumo de alcohol y comida procesada .
- Síndrome premestrual, sindrome de ovarios poliquisticos o endometriosis.
Cuando se sospecha la posibilidad de estar padeciendo un problema de permeabilidad intestinal, lo más conveniente es acudir a un centro médico especializado para realizar algún test que verifique el diagnóstico. Existen varios sistemas que se pueden combinar entre sí para determinar la posibilidad de que existe un problema de permeabilidad .
Test de permeabilidad mediante orina
Esta prueba se basa en el hecho de que ciertos azúcares normalmente no son absorbidos por el intestino. Sin embargo, en el caso del intestino permeable, estos azúcares pueden absorberse involuntariamente. Pero como el cuerpo no puede utilizar los azúcares utilizados en las pruebas, los excreta en la orina. Si estos azúcares se pueden detectar en la orina, se considera un diagnóstico de síndrome del intestino permeable.
Algunos ejemplos de este tipo de pruebas son:
- Prueba de lactulosa-manitol
- Prueba de lactulosa-manitol-glucosa
- Prueba 53Cr-EDTA
Test de permeabilidad mediante prueba de sangre
Los marcadores de intestino permeable también se pueden determinar en una muestra de sangre. Por ejemplo, algunos marcadores que se asocian a la existencia de un aumento de la permeabilidad intestinal son:
- hsCRP: marcador de inflamación universal, que indica si hay inflamación crónica en el cuerpo.
- LPS (lipopolisacárido): si las bacterias pueden ingresar al torrente sanguíneo sin obstáculos, se puede detectar LPS. El LPS es parte de las paredes celulares bacterianas. El cuerpo es muy sensible al LPS con inflamación. Esto también se puede detectar en la sangre.
- LBP (proteína de unión a LPS)
- α1-antitripsina: se puede detectar en la sangre
- TNFα: también un marcador de inflamación en la sangre, que aumenta mucho en infecciones e inflamaciones crónicas.
- sCD14
- I-FABP (poco sensible, pero muy extendido)
Test de permeabilidad mediante muestra de heces
Una muestra de heces proporciona información muy valiosa para el diagnóstico de intestino permeable. Algunos de los marcadores que pueden servir para este objetivo son:
- Células inmunes en las heces: en el caso de intestino permeable, las células inmunes pueden ingresar en el espacio intestinal y así se pueden detectar en las heces.
- Calprotectina: esta es una proteína que solo se encuentra en las células inmunes. Si las células inmunes son detectables en las heces, también lo es la calprotectina.
- Lactoferrina: similar a la calprotectina, la lactoferrina también se puede detectar en las heces.
- Sangre detectable en las heces
- IgA secretora: este anticuerpo (inmunoglobulina) está formado por las células de Paneth en la pared intestinal y tiene un efecto antibacteriano. Si se detectan niveles altos en las heces, indica un daño importante en la pared intestinal.
- α1-antitripsina: este anticuerpo es característico del intestino permeable y puede detectarse en las heces si el síndrome está presente.
- Zonulina: no es un marcador muy confiable, pero aún se usa ampliamente.
Suplementos útiles para regenerar el intestino
Llegado el caso de que se confirme que hay algún tipo de problema con la permeabilidad intestinal, es hora de ponerse manos a la obra para tratar de regenerar el aparato digestivo y ayudar al organismo a que deje de estar luchando contra invasiones que no debería estar manejando fuera del intestino.
La alimentación es fundamental para este proceso de regeneración. Sin embargo, una suplementación puede acelerar o ayudar en el camino. Se indican a continuación algunos de los suplementos verificados.
- Vitamina D. El valor objetivo en la sangre suele ser de 60 a 80 ng/ml. La regla general para la suplementación es administrar 1000 UI de vitamina D por cada 10 ng/ml de deficiencia de vitamina D. Obviamente, para esto es el médico el encargado de determinar el nivel de vitamina en sangre y de ajustar las dosis de suplementación. Téngase en cuenta que se trata de un tipo de vitamina que es liposoluble y que interviene en el proceso de asimilación de otros elementos, como por ejemplo el calcio. Esto es peligroso, porque un exceso de vitamina D en el organismo puede llegar a ser realmente grave.
- Glutamina. Normalmente, los valores de suplementación recomendados para la regeneración intestinal son 20 a 30 g diarios durante dos semanas. Nosotros preferimos la glutamina que no tiene otros añadidos como pueden ser edulcorantes, saborizantes, estearato de magnesio, etc. No obstante, hay quién prefiere un producto algo más económico y que incluyen además BCAA (aminoácidos de cadena ramificada). Por eso también mostramos la otra recomendación que es de las que mejor nos parece, si tuviéramos que elegir algo con contenido adicional.
- Caldo de huesos. Una taza al día es básico para aportar al organismo muchos de los nutrientes y minerales que necesita para el proceso de regeneración.
- n-acetilcisteína. La dosis diaria habitual para regeneración es de 2 a 3 g al día.El glutatión es uno de los componentes fundamentales para regenerar las estructuras celulares del epitelio intestinal. Sin embargo, consumir glutatión directamente está demostrado que sirve de muy poco porque el organismo tiene que descomponerlo para metabolizarlo. En su lugar, es mucho más efectivo una dieta saludable y, si es preciso aportar un suplemento de algún aminoacido necesario para construir glutatión, ese es el N-acetyl-l-cisteína. A nosotros nos gusta esta presentación porque no tiene ingredientes adicionales, y la relación precio/contenido neto de aminoácido es buenísima.
- Curcumina. Es un potente antiinflamatorio que se puede tomar siempre que no se esté recibiendo algún tipo de medicación quimioterápica. Las dosis de regerención suelen ser de 500 a 1000 mg al día.
- Ácidos grasos omega-3. Si se consume en cápsulas en lugar de aportarlo con pescado en la dieta, se recomienda tomar 3 a 5 g de ácidos grasos omega-3 al día.
Aparte de regenerar el intestino, no debemos olvidarnos del hígado. Es nuestra farmacia particular y debe funcionar perfectamente. El problema es que cuando el organismo tiene que defenderse de todo tipo de tóxicos, el que más lo sufre es el hígado y conviene ayudarlo a mantenerse limpio.
Una ayuda básica para desintoxicar el hígado es la silibina , el principio activo contenido en la alcachofa. Este suplemento funciona de verdad y por eso lo recomendamos.
Los probióticos son esenciales para restablecer y mantener el equilibrio de la microbiota. Los probióticos que recomendamos aquí son de la marca Bromatech y tienen dos características que nos interesan especialmente: se trata de probióticos de 4ª generación humanos y las cepas elegidas están estudiadas clínicamente para conseguir los objetivos deseados.
A menudo hay trastornos inflamatorios asociados a los problemas de permeabilidad intestinal. La palmitoiletanolamida (PEA) es una molécula endógena (la sintetiza nuestro organismo) que se crea cuando hay que protegerse de la inflamación y el dolor. Hay ocasiones de dolor o inflamación crónicas donde puede ser necesario aportar una suplementación extra de esta molécula. Esta presentación nos parece una opción muy buena porque aporta 400 mg/cápsula con una relación precio/calidad excelente y porque solo emplea ingredientes naturales.
Un complemento muy útil en situaciones de cansancio prolongado es la ubiquinona (coenzima Q10). La ubiquinona ayuda a las mitocondrias a producir energía. Además, es un antioxidante que ayuda a prevenir el daño que los radicales libres causan a las células. La ubiquinona es soluble en grasas y se encuentra en los peces grasos, la carne vacuna, la soja, el maní y la espinaca. Está en estudio para la prevención y el tratamiento de algunos tipos de cáncer y enfermedades del corazón, y para aliviar los efectos secundarios que causan algunos tratamientos de cáncer.
Referencias
No citadas explícitamente en el texto:
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